EL CORAZÓN Y CENTRO DE LA DOCTRINA CRISTIANA
En el corazón del estudio de la doctrina cristiana está Jesucristo. Así como Jesús es el centro de toda la Biblia (Ef. 2:20), también es el corazón y centro del estudio de la doctrina cristiana. El estudio de todo el cuerpo de la doctrina cristiana se centra en Jesús y lo que él hizo por nuestra salvación (1 Cor. 2:2). Si se pierde a Cristo, todo lo que queda es un sistema ético para la moralidad del género humano. Aparte de Jesucristo, no hay salvación; aparte de la fe en Cristo, no hay poder ni motivación para la vida cristiana.
¿QUIÉS ES JESUCRISTO? ¿POR QUÉ VINO A ESTE MUNDO?
¿Quién es Jesucristo? Es el Hijo de Dios hecho carne.
¿Por qué vino a este mundo? Vino a salvarnos de nuestros pecados. Venimos a este mundo corrompidos por el pecado; cada día pecamos contra Dios, no merecemos más que su ira y condenación. Pero Dios nos ama y envió a Jesús para salvarnos; él vivió la vida que no podemos vivir, sufrió el castigo por nuestros pecados, murió y resucitó, venciendo la muerte por nosotros. Por lo que hizo Jesús, Dios ha declarado al mundo “no culpable”. Por la fe en Jesucristo, tenemos el perdón de todos nuestros pecados, estamos vestidos de la perfecta justicia de Cristo. Tenemos asegurada la vida eterna con el Señor en el cielo.
PRINCIPIOS ESTABLECIDOS POR PABLO PARA ESTUDIAR LA DOCTRINA
Por lo tanto, al acercarnos al estudio de la doctrina cristiana en este libro, seguiremos dos principios establecidos por el apóstol Pablo:
1. “Sin vacilar les he proclamado todo el propósito de Dios” (Hc. 20:27).
2. “Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber cosa alguna, excepto
de Jesucristo, y de éste crucificado” (1 Cor. 2:2).
TRES PRINCIPIOS DE LAS CONFESIONES LUTERANAS
Martín Lutero (1483-1546) y los otros escritores de las Confesiones Luteranas fueron guiados por tres grandes principios en su enseñanza de la doctrina cristiana; esos tres principios fueron: sola Escritura (sola Scriptura), sola gracia (sola gratia), y sola fe (sola fide).
- Sola Escritura: La Biblia es la única fuente de las doctrinas sobre las cuales debe descansar nuestra fe, es la única norma por la cual se deben juzgar la enseñanza y la vida cristianas.
- Sola Gracia: La salvación es sólo por gracia de Dios por medio de Jesucristo, las obras humanas no contribuyen a nuestra salvación.
- Sola fe: Por medio de la fe en Jesucristo, recibimos, como propios, la justicia y el perdón que Jesús ganó para todos por su vida santa y su muerte sustituta. Los que creen en Jesús tienen vida eterna; los que no creen en Jesús rechazan el perdón que Jesús ganó para ellos en la cruz, y perecerán eternamente (Mc. 16:16). Los tres principios: sola Escritura, sola gracia y sola fe están en el centro del estudio de la doctrina cristiana.
LA LEY Y EL EVANGELIO
Los maestros luteranos de la doctrina cristiana han destacado también la importancia de usar apropiadamente la ley y el evangelio; esas dos enseñanzas de la Biblia se deben usar en sus funciones propias, las almas están en juego. El uso inapropiado de la ley puede convertir a las personas en fariseos que imaginan vanamente que son salvos por sus obras, puede llevar a los pecadores a desesperar haciéndolos pensar que no hay esperanza para ellos. Ablandar la ley con el evangelio puede endurecer a las personas en su pecado, al disminuir la fuerza de la ley. Añadir condiciones de la ley al evangelio, le quita a los pobres pecadores el consuelo del evangelio, le quita al cristiano el poder para vivir una vida de gratitud en respuesta a la gracia de Dios; puede llevar a los pecadores a la condenación, haciéndolos confiar en sus obras para la salvación. Al estudiar la doctrina cristiana, debemos poner cuidadosa atención al uso apropiado de la ley y el evangelio.
LOS MEDIOS DE GRACIA
Los maestros luteranos de la doctrina cristiana siempre han destacado la importancia de los medios de gracia. Cristo ganó la salvación para nosotros en la cruz; Dios nos dispensa esa salvación por medio del evangelio y los sacramentos del bautismo y la Cena del Señor. Si queremos hallar a Dios, lo buscamos donde él viene a nosotros, en el evangelio, el bautismo y la Cena del Señor. No esperamos que Dios obre la salvación o la santificación aparte de esos medios. La enseñanza de la doctrina cristiana se debe centrar en la obra de Dios por los medios de gracia, por los cuales nos da el beneficio de todo lo que Cristo ganó para nosotros en la cruz.
LA BIBLIA
Antes de estudiar la doctrina cristiana, estudiaremos la fuente de esa doctrina, la Biblia. La Biblia difiere de todo otro escrito religioso del mundo; fue dada por inspiración de Dios, es la única fuente de nuestra enseñanza y es la única norma por la que se debe juzgar toda doctrina y toda vida. Decimos con Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn. 6:68,69).
